ESCANDALIZANDO A LA
ABUELA
Aparenta
ser, desde su poster, una típica película para adolescentes sobre un grupo de
chicas que se van de vacaciones y tienen toda clase de aventuras. Pero su
guionista y director, Harmony Korine, proviene del cine independiente
norteamericano y es conocido por ser el autor del guion del controversial film Kids: golpe a golpe de 1995, lo que
hacía esperar una vuelta de tuerca incisiva y profunda sobre el género adolescentes de fiesta. Contando entre sus protagonistas a Vanessa Hudgens y
Selena Gomez, dos símbolos de la factoría Disney ideales para ser corrompidos
en un film transgresor, nos cuenta la historia de cuatro chicas que se van de
vacaciones en primavera (las vacaciones de invierno norteamericanas), hartas del colegio. El problema es que no logran
juntar el dinero suficiente, por lo que dos de ellas deciden asaltar un local
de comidas. Esto resulta un poco inverosímil, porque si bien no conocemos los
orígenes de los personajes, podemos inferir por cómo se visten y el colegio en
el que estudian, que son las típicas chicas americanas de clase media.
La primera
señal de que algo anda mal con Spring Breakers aparece a los pocos minutos,
cuando escuchamos a una de las protagonistas hablar con su abuela contándole:
“en este viaje nos encontramos a nosotras mismas, es la experiencia mas
espiritual que tuvimos, todos son muy dulces, este viaje nos cambió”. Esto no es un resumen, el monologo es realmente así, una sucesión de lugares comunes. El
problema es en ningún momento la imagen nos trasmite esa experiencia espiritual
y hallazgo personal que viven las chicas. Es unicamente explicado por una voz en off mientras
vemos una fiesta forzadamente descontrolada en la playa, con imágenes muy
publicitarias, estereotipadas, efectistas.
Las chicas
pasan de fiesta en fiesta hasta que se involucran con un narcotraficante (James
Franco), quien se obsesiona inexplicablemente con ellas que, claro, se quedan
con él porque tiene dolares y drogas (y porque, la película parece decirnos, esa
es una actitud contracultural).
El film
apunta a retratar a una generación sin valores, nihilista y materialista, pero para lograr eso no alcanza con mostrarnos
a Vanessa Hudgens oliendo orgásmicamente un fajo de dólares, o que Selena Gomez
nos diga que la vida en casa es aburrida. Se queda corto, incapaz de retratar
un contexto o captar el espíritu de una época. Korine solo parece preocupado en
ser provocativo a través de algunas imágenes, como la de las cuatro
protagonistas compareciendo ante un juez en bikini (¡a estas chicas no les
importa nada!) o dándose besos lésbicos o aspirando líneas de cocaína. Pero sin
lograr construir personajes auténticos ni conseguir alguna observación aguda
sobre esta generación.
Si tomáramos
todos los prejuicios que una señora mayor (y particularmente conservadora)
tiene sobre los jóvenes de hoy y los lleváramos a la pantalla, el resultado no
sería muy distinto al de este film, un retrato deshumanizado. Además, es curioso que aquí hay mucho
jugueteo sexual, mucha insinuacion, pero nunca se va a los bifes. Esa histeria en cierta forma define
a la película, que se queda siempre en los preliminares, en el franeleo.
Temerosa, o incapaz, de ir mas lejos.
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