HELADO CALIENTE
Si con la serie The Walking Dead un género
tradicionalmente clase B como el de los Zombis alcanzó finalmente un status
masivo, solamente faltaba esto para sellar esta suerte de “edad de oro” del género:
un tanque hollywoodense, una película de muertos vivientes hecha a gran escala,
con una superestrella como protagonista y todo el despliegue del que es capaz
aquella gran industria.
Guerra Mundial
Z es un proyecto de Brad Pitt, que con su productora Plan B adquirió los
derechos del libro de Max Brooks (hijo del gran Mel Brooks). El libro narra una
“historia oral de la guerra zombi” y está construido por narraciones de
sobrevivientes de diferentes partes del mundo sobre el brote, una epidemia ocurrida años antes.
El film,
deja de lado este enfoque y crea al personaje Gerry Lane (Pitt), un
investigador de la ONU que es testigo del comienzo de la epidemia y debe
recorrer el mundo en tiempo record buscando al paciente cero, la primer persona infectada por la enfermedad, y así
encontrar el origen de la epidemia e intentar encontrar una cura, todo esto
mientras trata de mantener a salvo a su familia.
La película
se convierte entonces en una montaña rusa en donde Gerry se enfrenta con un
brote en cada lugar al que arriba (una avenida en Nueva York, una ciudad
refugio en Jerusalén, un avión de pasajeros). Todas las secuencias son
grandiosas del punto de vista de la producción y el director Marc Forster (007 Quantum of Solace y Descubriendo el país de Nunca Jamás) hace
un trabajo competente. Pero el problema principal del film recae no solo en el
hecho de que se apuntó a hacerlo apto para mayores de trece años, y así poder
incluir a todo el provechoso mercado teenager,
sino que al apuntar al gran público también se abandonó la idea de que el film
fuese de terror. En toda la película se suceden decenas de mordidas zombie y
los tradicionales disparos a la cabeza para acabar con los no muertos, pero
nunca las vemos en la pantalla, se escamotean imágenes terroríficas en busca de
una delicadeza, un buen gusto que por definición se contradice con una película
de “guerra contra zombies”.
El film hace sentir demasiado seguro al espectador
como para aterrorizarlo, nunca tememos que las imágenes puedan traumatizarnos
ni que algo pueda sucederle a la familia de nuestro protagonista. Por eso se
termina convirtiendo en una película de acción y aventuras, entretenida pero un
poco insípida.
El rodaje
fue problemático, se volvieron a filmar escenas después de haber terminado y se
llamó a guionistas de último momento para cambiar el final, que en la película resulta
precipitado. En la pantalla se puede intuir una lucha entre las exigencias de
un género y las del mercado, se intentó hacer helado caliente. Este film merece
una edición si cortes en dvd, donde se ponga toda la carne en el asador.
De ahora en
mas, queridos amigos, solo queda la suave retirada (no quiero decir
“decadencia”) de este género que ya alcanzó su clímax.
Gradualmente lo veremos ir retirándose hasta volver a ser lo que fue: un nicho
(nunca mejor utilizado el termino) ignorado por la crítica y el gran público,
pero preservado por una legión, modesta pero apasionada, de seguidores.
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