Django Sin Cadenas
MELODIA DESECADENADA
En una
escena de Bastardos Sin Gloria (el film
anterior de Quentin Tarantino), un grupo de hombres que pertenecen al bando de
los Aliados pero que visten uniformes alemanes porque están infiltrándose en la
Francia ocupada por los nazis, se ven obligados a participar en un juego con un
oficial alemán de la SS. En este juego cada uno de los participantes debe
adivinar el nombre de un personaje famoso haciéndole preguntas al resto de los
jugadores. Al oficial de la SS le toca “King Kong”, entonces pregunta: “¿fui
sacado de mi tierra natal?, ¿fui llevado a EE.UU. por la fuerza?, ¿estaba
encadenado?”. Al recibir respuestas afirmativas, dispara: “¿soy la historia de
los negros en EE.UU.?”.
Este momento
puede pasársenos de largo sin advertir que de manera sutil, este villano está
señalando que los que aquí son los héroes tienen sin embargo que hacerse cargo
de las propias atrocidades cometidas en el pasado.
Siendo que
la película favorita de Tarantino es Rio Bravo
(el western de Howard Hawks del año 1959 protagonizado por John Wayne y Dean
Martin), y teniendo en cuenta su amor por los géneros cinematográficos, era
solo cuestión de tiempo que se decidiera a realizar su propio western, aunque
se trate en realidad un “southern” ya que la historia no transcurre en el
legendario Oeste americano de la segunda mitad del siglo XIX, sino en el sur
previo a la guerra civil, donde la esclavitud de la raza negra era legal, y los
humanos de raza negra no eran más que un objeto. La historia se centra sobre Django
(Jamie Foxx), un esclavo que es liberado el Dr. King Shultz (Cristoph Waltz),
un cazarrecompensas que lo necesita por cuestiones de negocios.
Pero si bien
King no duda a la hora de matar para cobrar su recompensa, se revela como un
personaje con cierta sensibilidad, que aborrece la esclavitud. Y luego de
trabar amistad con Django (amistad que se sella maravillosamente en una
secuencia donde suena la canción “I got a name” de Jim Croce y, de paso,
homenajea a Butch Cassidy and the
Sundance Kid) decide ayudarlo a liberar a su esposa Broomhilda, esclava en
la plantación del despiadado terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio).
El film
sorprende por ser probablemente el mas divertido del director, por la manera
floridamente verborragica e irónica con la que se maneja King (Waltz logra
darle una musicalidad única a los diálogos de Tarantino), una aparición
netamente cómica de Don Johnson (¿nueva carrera que resucita Tarantino?) y
también por el uso de la violencia en forma tragicómica (recordar la clásica
secuencia de Tiempos Violentos en la
que a John Travolta se le escapa un tiro en el auto).
Pero hay otra clase de violencia en la película que se
muestra en dos secuencias particularmente difíciles de ver, donde se exhiben
algunos de los horrores que sufrían los esclavos en manos de sus propietarios.
Esa clase de violencia que traumatiza al espectador (y también al personaje de
King porque, como sugestivamente dice Django, “él no esta tan acostumbrado a
los norteamericanos como yo”) al poner sobre el tapete una parte de la historia
americana que no suele verse en el cine (solo vienen a la mente Amistad de Steven Spielberg y la serie Raices del año 1977). Pero al hacerlo
dentro de un film de acción con un inconfundible tono de fábula
cinematográfica, de la misma forma que lo hacían los Spaghetti Westerns de los
´60 y ´70, logra un impacto diferente. Es que Tarantino no denuncia, muestra. Y
muestra sin tapujos pero también sin regodeos innecesarios. Es gráfico pero no
pornográfico.
Todo esto
genera una tensión que termina dando paso a un clímax de violencia catártica,
satisfactoria, la de la retribución, en una gran secuencia de acción que
recuerda a la primera entrega de Kill Bill.
Waltz se
luce nuevamente en un papel superficialmente similar al de Bastardos Sin Gloria, Foxx resulta convincente en su recorrido de
esclavo a cowboy duro y lacónico, DiCaprio compone un villano tan magnético
como repugnante, y merece una mención aparte el gran trabajo de Samuel L.
Jackson en el papel de Stephen, el esclavo casi anciano que es la mano derecha
de DiCaprio y que piensa y se comporta como un blanco racista más.
Tarantino
vuelve a entregar una obra provocativa y visceral, un collage que es de a ratos
un western spaghetti, un western clásico, una película de suspenso, un ´film de
amigos´, una comedia de situaciones y un film testimonial. Y cuya banda de
sonido, un elemento clave en los films del director, utiliza música de Ennio
Morricone, Luis Bacalov, canciones pop, hip hop y soul.
Solo el
tiempo dirá si Quentin logró su aspiración original de crear un cowboy
legendario de raza negra: y que ahí al lado de Billy The Kid, Ethan Edwards,
Wyatt Earp y El Hombre Sin Nombre veamos a Django, la pistola más rápida del
sur.
Me encanta lo que Tarantino logró en Django Unchained una de mis películas favoritas de este director, sin duda vale la pena.
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